¿Barça Culés?

Barça Culé?

Es difícil pensar en un club de fútbol que esté tan inextricablemente unido a su pasado como el FC Barcelona. Más que cualquier jugador, entrenador, director del club o presidente, los guardianes de esta historia, que la impregnan de pasión y romanticismo, son los aficionados del club, o culés.

¿Qué es un "culé"?

A principios de los años 20del siglo XX El Barça jugaba sus partidos en casa en un campo de 6.000 asientos en la Calle de la Industria (hoy en día llamada Calle de París). Aunque el club estaba en su primer cuarto de siglo de existencia, el Barça tenía estrellas, y esas estrellas significaban más aficionados de los que el club sabía qué hacer el día del partido. ¿Te resulta familiar?

Liderado por el primer delantero estrella del club, el filipino Paulino Alcántara, cuyo récord de 395 goles en 399 partidos se mantuvo durante casi 90 años, hasta que llegó Lionel Messi. Acompañado por el legendario centrocampista barcelonista Josep Samitier y por el primer prodigio del fútbol español, el portero Ricardo Zamora, los blaugranas superaban regularmente el aforo de su estadio con la grada de dos pisos. Eso no quiere decir que se rechazara a los aficionados. Sólo tenían que ingeniárselas.

Los aficionados que no encontraban asientos vacíos empezaban a sentarse en las paredes que rodeaban el campo frente a las gradas. Durante los partidos, lo primero que llamaba la atención de los transeúntes era una fila de traseros sentados en la pared. Estos seguidores del Barça pasaron a ser conocidos como "Culers" en catalán, o "Culés" en castellano. Traducido indirectamente, el apodo significa cariñosamente "los que enseñan el culo".

Poco después, en 1922, el Barça se trasladó a un estadio más grande, Les Corts (en un barrio que ahora lleva ese nombre), que inicialmente tenía capacidad para 20.000 personas, pero que se amplió hasta algo más de 60.000. Por supuesto, llegó un momento, gracias a las hazañas de un tal Laszlo Kubala, en que incluso Les Corts ya no podía soportar la demanda para ver jugar al Barça, y el viejo y orgulloso recinto tuvo que dejar paso al Camp Nou.

Inaugurado en 1957, el Camp Nou, con sus 99.354 asientos, es el estadio más grande de Europa. Aunque los días en los que un local podía asistir a un partido simplemente colocándose en una pared ya han pasado, pero su espíritu sigue vivo. 

También lo hace el apetito por el fútbol bonito, nacido de múltiples generaciones de animar a gente como Kubala, Luis Suárez, Cruyff, Guardiola Stoichkov, Romario, Koeman, Laudrup y el Dream Team de Cruyff. El regreso de Guardiola al ideal de Cruyff, impulsado por la mejor generación de productos de la cantera que ha visto el fútbol: Xavi, Iniesta, Busquets, Piqué, Puyol y Messi. Y como colofón, el tridente goleador más demoledor de la historia: Messi, Neymar y otro impresionante Luis Suárez.

¿Esto hace que una afición se sienta con derecho a su presencia en las gradas y con un sentimiento de orgullo y propiedad? En una palabra, sí. Si se le pregunta a cualquier catalán con décadas de afición blaugrana en su haber, recibirá diferentes versiones de un mensaje concreto. Tomando un poco de licencia poética, convengamos que ha habido miles de iteraciones de la siguiente conversación:

Esperamos trofeos, pero nuestra exigencia es otra. El nuestro es un club que juega con la precisión técnica y la perspicacia táctica que otros clubes simplemente no poseen. La nuestra es una historia de estilo y sustancia. Queremos ganar, pero ganar por sí solo no da alegría. Tenemos que "ganar bien", es decir, jugar bien y hacer que el juego se sienta orgulloso. El juego es algo más que el resultado.

Quién puede culparles... Lo llevan en la sangre y les corre por las venas. Ser un culé no es un insulto, sino un estandarte que ondea en los corazones de los aficionados que sienten tanta pasión, tanta reverencia por el juego que aman. Es una manifestación de hasta dónde llegan los aficionados del Barça para estar conectados con el deporte rey. Únase a nosotros.

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