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Cuando se trata de fútbol, suele surgir un nuevo icono cada década. Ya sea Cristiano Ronaldo en los tiempos modernos, o Zidane a finales de los 90, siempre hay un jugador que destaca por encima del resto.

Quizás el término "leyenda" esté un poco sobreutilizado hoy en día. Y ahora el fallecimiento de Diego Maradona trae consigo la pérdida de un hombre que quizás era el único otro jugador de la historia considerado en el mismo plano que el único: Pelé, una leyenda entre las leyendas del fútbol.

El nombre de Pelé es posiblemente el primero en el que pensamos cuando hablamos de jugadores legendarios. Pelé, también conocido como Edson Arantes do Nascimento, puede presumir de ser el mejor futbolista que ha visto el mundo. Aunque comparar a los jugadores de una generación a otra puede ser difícil, este brasileño tiene todas las credenciales necesarias para consolidar su derecho a ser el rey del del deporte rey.

En la Copa Mundial de la FIFA de 1958, un entonces desconocido Pelé irrumpió en escena, y con la ayuda de compañeros de equipo como Vavá y Garrincha, la Selecao llegaría a la cúspide del fútbol mundial y vencería a sus anfitriones por 5-2 en la final. Este éxito en Suecia fue la primera vez que Brasil ganó la Copa del Mundo y después de haber perdido el último partido de la edición de 1950 -una derrota ante Uruguay frente a 200.000 aficionados en el estadio Maracaná de Río de Janeiro-. Esta victoria contribuyó en gran medida a borrar la decepción de aquella fatídica tarde.

Desde la primera vez que Pelé saltó al campo en Suecia, desprendía las características de alguien con un talento excepcional que ayudaría a Brasil a defender su manto de campeón del mundo en el torneo de Chile 1962. Desgraciadamente para Brasil y Pelé, éste fue prácticamente expulsado de la edición de 1966 y, con Inglaterra a la cabeza, esta nación sudamericana sabía que, aunque tendría que esperar cuatro años, se vengaría en el escenario mundial.

Cuando se menciona la frase "México 1970", se piensa inmediatamente en aquel equipo brasileño de la época, un grupo de jugadores que, aparte del Barcelona entre 2009 y 2011, podría ser el mejor once que jamás haya pisado el césped sagrado. Este fue, sin duda, el torneo de Pelé, y aunque se le recuerde por haber marcado un total de cuatro goles importantísimos, quizá sean los momentos en los que no marcó los que han dejado una huella más duradera. El fútbol no es simplemente estadísticas. El juego bonito y la obtención de un estatus de leyenda no es un proceso contable.

Durante el primer partido de Brasil, Pelé dio a Brasil una ventaja de 2-1 antes de que él y sus compañeros de equipo marcaran dos goles más sin respuesta, para terminar ganando 4-1. Sin embargo, el momento más memorable fue su intento de superar al portero checo Ivo Viktor desde la línea de medio campo. Este intento fue muy audaz por parte de Pelé, y una idea tan aguda merecía que el balón traspasara la línea de gol. Desgraciadamente, tanto para él como para los espectadores de todo el mundo, el balón se perdió por poco, pero por eso nos gusta el fútbol. Por eso nos gusta el fútbol, por eso nos sentamos en el borde de nuestros asientos con aprensión y sentimos cada victoria y cada derrota. Esto está impreso en nuestras memorias y selló el estatus de leyenda de este jugador en nuestros corazones. 

Otro momento que se nos queda grabado es el partido contra Uruguay en las semifinales, en el que Brasil consiguió remontar su derrota de ocho años antes. En este partido, Pelé regaló al mundo una de las más increíbles ilustraciones de habilidad jamás presenciadas en el fútbol. Tostão pasó el balón para que Pelé lo recogiera. El portero uruguayo, Ladislao Mazurkiewicz, se dio cuenta y salió corriendo para asegurar el balón antes que Pelé. Sin embargo, Pelé llegó primero y engañó a Mazurkiewicz con una finta al no tocar el balón, haciéndolo rodar hacia la izquierda del portero. 

Pelé se dirigió a la derecha del portero, corrió alrededor de él para recuperar el balón y disparó mientras se giraba hacia la portería, pero se giró con demasiado ímpetu mientras disparaba, y el balón se desvió justo al lado del segundo palo. Este es el gol fallado más famoso de la historia del fútbol. Es el tipo de jugada que se queda con nosotros para siempre. El suspenso, la creatividad, la maestría... ¡esto es lo que te hace saltar de tu asiento! Parece que hoy en día nos preocupamos demasiado por las estadísticas. Es la belleza del juego lo que más nos conmueve.

Tras un espectacular gol en las semifinales, Pelé y sus compañeros pasaron a la final, donde "El Rey" marcó de cabeza el primer gol. Aunque Italia empató antes del descanso, la clase brasileña de 1970 se puso en marcha en la segunda parte. 

La tercera Copa del Mundo de Brasil fue el canto del cisne de una época dorada y, sólo un año después, Pelé se retiraría de la escena internacional. Afortunadamente, seguiría jugando hasta 1977 y atormentando a muchos defensores cuando vestía los colores del Santos o del Cosmos de Nueva York.

Está claro que no nos corresponde comparar a Pelé con otros. Ha habido muchos grandes, sin duda. Pero, ¿se puede clasificar a Beethoven por encima de Mozart? ¿Se puede decir que Monet es mejor que Van Gogh? Por supuesto que no. La vida consiste en apreciar la belleza cuando la ves en todas sus formas. Los franceses dicen que "todos los gustos están en la naturaleza", cada uno con su propio valor. Aunque los talentos y los estilos difieren, reconocemos la excelencia cuando la vemos.

Seguramente estarás de acuerdo en que son muchos los sentimientos (no las estadísticas) que intervienen en la clasificación de tu jugador favorito: país, zona, origen, equipo, personalidad, victorias, etc. El jugador que marca tu juventud suele ser el favorito de toda la vida. Sin embargo, en nuestros corazones y mentes, Pelé siempre será la leyenda original. 

Estaba Muhammad Ali. Está Michael Jordan. Y está Pelé. 

Sé un TENLEGÉNERO.

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