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El fútbol trasciende el dinero, el estatus y los titulares. Es una verdad simple que cualquiera que ame de verdad el juego conoce en sus huesos. Es lo que empuja a los niños y niñas a patear un balón por las calles, a fabricar porterías con mochilas y a soñar con los escenarios más grandiosos. El fútbol, en esencia, es pasión.

Tomemos como ejemplo la reciente historia de Andy Carroll, que se sinceró sobre su modesto salario en el Burdeos, club de la National 2. Carroll, ex estrella de la Premier League, dijo que su sueldo era inferior al alquiler. Pero para él no se trataba del dinero, sino de jugar. Es un sentimiento que resuena entre los futbolistas de todo el mundo, desde los aspirantes a la liga dominical hasta los profesionales experimentados. No se trata del sueldo, sino del juego. El balón en los pies, la camaradería con los compañeros, la búsqueda de la perfección sobre el terreno de juego.

En el mundo actual, es fácil distraerse con los brillantes titulares de los contratos multimillonarios, los patrocinios y la fama en las redes sociales. El fútbol que una vez conocimos, el que se jugaba en las calles por puro placer, parece eclipsado por el negocio de todo ello. Pero en el fondo, el fútbol sigue siendo puro: un jugador, un balón y la emoción de la competición. Tenemos que volver a centrarnos en lo que hace que el fútbol sea realmente especial: el amor, la pasión y el respeto que sentimos por el juego y por los demás.

Con demasiada frecuencia, la narrativa se desplaza para centrarse en la riqueza de los jugadores de alto nivel o en el glamour de sus vidas fuera del campo. Aunque es emocionante ver a los futbolistas triunfar de esta manera, no podemos dejar que defina el deporte. El fútbol nunca fue una cuestión de dinero. La alegría de marcar un gol, la emoción de jugar con amigos y la belleza del trabajo en equipo son los elementos que inspiran a generaciones enteras a enamorarse de este deporte. No son los contratos ni los patrocinios de famosos lo que nos mueve; es la sensación de formar parte de algo más grande que nosotros mismos.

En TENLEGEND, honramos esa sencillez, esa pureza. Nuestra marca existe para recordarnos a todos los valores más profundos que enseña el fútbol: integridad, trabajo duro y respeto. Al igual que Carroll demostró que lo que importa no es el sueldo, sino el privilegio de jugar, nosotros creemos que el fútbol es un estilo de vida que trasciende la riqueza material. Se trata de la elegancia con la que uno se comporta, tanto dentro como fuera del campo. Volvamos a centrarnos en lo que nos trajo aquí en primer lugar: el vínculo inquebrantable que nos une al deporte rey. Jugar por amor al fútbol.

Para nosotros, el fútbol no es sólo un deporte, es una forma de vida. Al igual que Carroll, respetamos el juego lo suficiente como para jugar por amor a él, no sólo por los galardones o las recompensas económicas. Como caballeros futbolistas, creemos en la elegancia del deporte y en vivir la vida con la misma gracia y pasión.

¡¡¡Eres una LEYENDA ANDY!!! 

El fútbol es un camino hacia la conexión. Ya juegues en el Burdeos o en tu barrio, el fútbol nos une a todos. Lo sentimos cada vez que nos calzamos las botas o nos ponemos una camiseta TENLEGEND. Del terreno de juego a la sala de juntas, las lecciones de respeto, disciplina y trabajo en equipo nos acompañan en todo lo que hacemos.

Únete a nosotros. Por amor al fútbol, por la elegancia, por el estilo de vida.

Sé un TENLEGÉNERO.

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