Una forma de vida.

Crecer como futbolistas significaba que, pasara lo que pasara, dábamos lo mejor de nosotros mismos. Bajo el sol o bajo la lluvia, en campos inmaculados o en las calles, el amor por el juego nos impulsaba. Aunque nuestras porterías solían estar hechas con el abrigo o la mochila de quien tuviéramos a mano, cada recreo se convertía en una final de la Liga de Campeones o de la Copa del Mundo. La mayoría de los días volvíamos a clase empapados de sudor. Aprovechábamos cualquier oportunidad para jugar. 

La única vez que no dimos el 100% fue cuando estrenabas zapatillas. Eso duraba un día... como máximo. Incluso entonces sabíamos que estar bien nos hacía sentir y jugar mejor. 

La camaradería y el trabajoy el trabajo en equipo crecieron en nosotros como jóvenes. Pronto todo el mundo que conocíamos y con el que nos relacionábamos estaba en el juego. En el camino, desarrollamos afinidades en otras áreas como el arte, los viajes, la cultura y la moda.afinidades por otros ámbitos como el arte, los viajes, la cultura y la moda.

Jugar al fútbol enseña a los jóvenes a manejar tanto el éxito como el fracaso. Muy pocos equipos de fútbol permanecen invictos, por lo que en algún momento deben aprender a aceptar una derrota, pero también a aprender de ella para hacerse más fuertes como individuos y como equipo. Aprenden a no culpar de la derrota a nadie más, sino que optan por centrarse en cómo pueden mejorar.

Aprender a manejar el fracaso es tan importante como aprender a manejar el éxito. A nadie le gusta un mal perdedor ni un mal ganador. Reconocer el duro trabajo del equipo perdedor dándole la mano al final del partido enseña carácter y demuestra respeto. Alguien que es amable, gane o pierda, en el campo de fútbol se convierte en un compañero de trabajo o supervisor que se gana el respeto de su equipo de trabajo, así como de los clientes.

Estamos aplicando lo que el juego nos enseñó en todos los aspectos de TENLEGEND. 

Hemos reunido un equipo de líderes superestrellas con más de 100 años de experiencia combinada en el juego y en los negocios globales. Todos hemos crecido con el juego y nos mueven los mismos valores. Nuestra reputación lo es todo.

Cada compañero de equipo tiene un interés en proteger el valor de nuestra marca y en ayudar a que nuestro negocio crezca. Cada uno es valorado por sus dones, talentos y atributos individuales que nos hacen únicos. Cuando los miembros de nuestro equipo se dedican con pasión a sus responsabilidades, están construyendo nuestro futuro. Reciben los elogios que merecen y son recompensados personalmente y a través de nuestro éxito colectivo. 

En la vida, como en el fútbol, se necesita una buena estrategia y una fuerte ética de trabajo para ganar. Si sólo te presentas y juegas, lo más probable es que a tu equipo no le vaya bien. No sólo estamos construyendo un negocio. Estamos desarrollando una comunidad de caballeros unidos por la pasión por el juego, un fuerte sistema de valores y el deseo de triunfar. 

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